Historia
Conoce nuestras raíces
La primera referencia escrita del empleo de las aguas ubicadas en el sector de Iza – Cuítiva data del siglo XVI cuando Fray Pedro Simón describió el uso de las aguas termales de la región de los indígenas Muiscas, quienes eran los que poblaban los actuales departamentos de Boyacá y Cundinamarca. Mencionaba Simón: “Hay en muchas partes aguas calientes y aun calidísimas y muy saludables para baños, como son las de Iza en el Valle de Sogamoso; las de Chuachí, dos leguas de esta ciudad de Santafé, y otras en el pueblo de Nemocón, donde es cosa admirable que hay tres fuentes en triángulo, poco más de un tiro de piedra una de otra, la una caliente y la otra la de la salina, y la otra dulcísima, fría y delgada, de que bebe el pueblo.”
En el año 1853 Don Manuel Ancizar geógrafo encargado de la Comisión Corográfica dirigida por Agustín Codazzi para Boyacá y Santander, en su obra La Peregrinación de Alfa mencionaba el lugar:
“Más al sur, en el paraje llamado Batán, hay tres fuentes de 40 a 43o, simplemente ferruginosas, de las cuales se aprovechan los tejedores de bayetas y frazadas para abatanarlas, macerándolas con los pies. Estas fuentes se sienten venir bajo de tierra por la falda de una colina, cuya circunstancia sugirió al propietario del suelo la idea de establecer una huerta sobre aquellas estufas naturales, prosperando allí las naranjas, las piñas y otras frutas de tierra caliente, rodeadas de la vegetación y paisaje de la región andina superior, pues la altura del Batán es 2.594 metros sobre el nivel del mar. Estos fenómenos están, a mi ver, enlazados con los del Salitre y Paipa, pues dependen, bajo cierto respecto topográfico, del ramal occidental de la cordillera que los domina y distribuye según las sinuosidades de su eje: un examen de los lugares, hecho por persona inteligente y experimentada en geología, no carecería de interés, y acaso de utilidad para algunos ramos de industria local…”
Casi siglo y medio más tarde a la descripción de Ancízar y por la recomendación de un colega y eminente científico amigo, el doctor Luis Patiño Camargo, ya retirado de la Universidad Nacional de Colombia, el médico anestesiólogo Abel de Jesús Castro Castro finalizando la década de los 70, accedió al texto de Ancízar y fascinado por la historia, se dio a la búsqueda de estos manantiales solo conocidos por los locales de la población de Cuítiva, en donde emanaba una gran fuente de agua hipertermal sin olor y con un sabor particular, no estudiada hasta la fecha en cuanto a sus características físicoquímicas. Ante este descubrimiento y el ofrecimiento de venta por parte de un propietario aledaño al pozo mencionado, el doctor Castro adquirió el terreno y comenzó a construir una piscina de agua termal, encontró otros pozos subterráneos en el terreno propio y posteriormente adquirió el lugar en donde brotaba el manantial principal, diseñó y construyó una vía de acceso al lugar, así como una primera casa con fines de recreo, que prontamente adaptó por consejo de un amigo al campo de la hotelería, más tarde diseñó un baño turco natural que sigue funcionando hasta el momento. El lugar conservó el nombre de “Batán”, en honor a lo consignado en el texto de Ancízar llamándose primero Hostería Balneario El Batán nombre que con el tiempo se transformó a Hotel Termales el Batán, el cual ahora se proyecta hacia futuro como un centro de bienestar médico acorde con las normas y estándares internacionales.
Muy relajante no me hospede pero fui a las piscinas de aguantermal, muy tranquilo, muy limpio, muy bien atendidos. El precio justo, café recién molido. Volveré seguramente a hospedarme la próxima vez que viaje a esta zona del pías.